sábado, 12 de septiembre de 2015

Amos P'Amsterdam otra vez...

Mont Saint Michel

El año pasado fallamos porque David vino unas cuantas veces y no hubo forma de cuadrar fechas. Así que este 2015 hemos reeditado la aventura por carretera pero cambiando un poco el itinerario, que París ya está muy visto. Elegimos una ruta por el noroeste visitando Saint Malo, Mont Saint-Michel, L'Etretat, Calais y lo que surja. Salimos el viernes 11 temprano mientras Ander marcha a su trabajo. La cosa por días ha quedado así:
Viernes
A las 8:00 arrancamos dirección Francia por la A8. Buen tiempo con nubes y claros pero sin amenaza de lluvia. Atravesamos Baionne sin novedad, no así Bordeaux que - como casi siempre- nos ofrece unas espléndidas retenciones en su circunvalación. Tras alguna parada en las áreas de descanso-servicio en la A10 pasamos cerca de la Rochelle sobre las 13:00. Buen plan para llegar a comer en próximos viajes. En la variante de Niort nuevo y fenomenal atasco (buochon le dicen por aquí....). Otro tanto sucede en Nantes. Rennes lo circunvalamos con idéntica lentitud. No sabemos si por viernes o porque sí pero con lo bien que se viaja por la red principal las circunvalaciones (peripheriques) dejan la velocidad media por los suelos. No es de extrañar que lleguemos a Saint Malo (880 km) casi a las 19:30. Registro en el hotel y nos acercamos al recinto amurallado junto al puerto. Saint Malo, situado en plena regiónó de Bretaña, es conocida como la Ciudad Corsaria. Una maravilla arquitectónica e histórica que bulle de turistas recorriendo sus calles empedradas repletas de restaurantes, hoteles, pastisseries y tiendas de souvenirs, ropa... Merece la pena alojarse en el recinto "intramuros" aunque los precios no son precisamente baratos -muy por encima de 100 euros la noche- La tarde ha quedado muy encapotada y hay poca luz para sacar buenas fotos pero alguna logramos.
Puerta acceso a Saint Malo intramuros
Vista desde la muralla

Sábado
8:15 Salimos para Mont Saint Michel para verlo con algo de agua pues la pleamar ha sido a las 7:25 y con un coeficiente alto pero no demasiado. Hay que decir que en esta zona la marea se retira y avanza en cada ciclo casi 15 km y lo hace a una velocidad de paso humano. En las épocas de mareas vivas (y setiembre lo es) el puente de acceso ha llegado a quedar sumergido, mientras que en las bajamares el peñasco queda anclado en un gigantesco arenal. La zona es absolutamente turística y a las 9:00 cuando aparcamos (en uno de los numerosos y extensísimos parkings) ya se empieza a ver afluencia masiva de gente. Hay un servicio de autobuses gratuitos cada 8 minutos desde allí hasta la base del islote. En el que hemos usado nos ha tocado una excursión de jubilados y otra de chinos. Sin comentarios.
Si Saint Malo nos pareció precioso por dentro, Mont Saint Michel te deja sin palabras. Tanto las calles empedradas, los edificios y angostos pasajes entre ellos, el puente levadizo, la imponente abadía que lo corona son merecedoras de cientos de fotos. La abadía, fundada sobre el siglo X y que ha sufrido numerosas ampliaciones hasta nuestros días resulta ser una compleja obra arquitectónica que logra a base de criptas y columnas elevar unos imponentes murallones y contrafuertes que confieren el fiero aspecto que se aprecia desde la lejanía y que te hace pequeño cuando te vas acercando por las empinadas escaleras.
Mont Saint Michel- Puente levadizo

Una de las criptas de la Abadía
Ya de camino atravesamos una zona rural donde paramos a comprar sidra y paté típicos de la zona. También aprovechamos para visitar de casualidad un cementerio alemán de Mont de Huisne donde reposan ni más ni menos que casi 12.000 de los soldados que perdieron la vida en las cruentas batallas libradas en toda Francia. Sobrecoge ver ofrendas florales en algunos nichos (todos tienen nombre apellidos y fechas de nacimiento y muerte). En esta región de Normandía -tristemente célebre por el desembarco del mismo nombre- existen en total 6 cementerios alemanes y uno estadounidense donde reposan los restos de varias decenas de miles de soldados. Mudos pero muy expresivos testimonios de la estupidez y crueldad humana. 
Ofrenda en un nicho

Aspecto general del cementerio
Ponemos rumbo a Le Havre, uno de los principales puertos de Francia situado en la desembocadura del Sena y que se atraviesa mediante el impresionante puente de Normandía con una altura de casi sesenta metros y bajo el que transitan los enormes cargueros.
Algo después entramos en L'Etretat un precioso pueblo costero famoso por sus "Falaises" o agujas unidas a los enormes y bellos acantilados que flanquean su playa de guijarros. La afluencia de turistas se deja sentir en la dificultad de aparcar junto a la playa. Visitamos el farallón Oeste para poder fotografiar con el sol a la espalda, aunque también es posible subir al del Este como se ve en la fotos.
L'Etretat. Les Falaises- Al fondo farallón Este
Farallón Oeste

Y rumbo a Calais para dormir la segunda noche. Tal como preveíamos no tiene comparación alguna con los destinos anteriores. El atractivo principal son los ferrys y por supuesto el eurotúnel, ambos a Dover en la vecina Inglaterra. Estamos en la zona más estrecha del Canal de La Mancha (poco más de 32 kilómetros).
Calais- L´Hotel de Ville
Amanece pronto en estas latitudes así que antes de las 8:00 ya estamos en ruta. Dejamos a un lado Dunkerke porque hemos averiguado que tampoco tiene grandes atractivos, y a esta hora además es difícil que haya nada abierto. La parada es en Brugge donde la niebla y los 12 grados no impiden a los turistas pasear por las calles en calesa y en lancha por los canales. Los comercios empiezan a levantar las persianas y los alrededores de la plaza mayor o Groten Markt se animan mientras la banda municipal monta los instrumentos y se prepara para algún concierto matinal. Tomamos y compramos el preceptivo chocolate y sus derivados mientras observamos en los escaparates todo tipo de figuras elaboradas con él: relojes, cuadro de Vangogh, tablet y smaprtphone, zapatos de tacón... todo es replicable en chocolate. Eso y los bordados y encajes son el verdadero reclamo del arte de la ciudad.
Grote Markt
Bello rincón de Brujas
Fachadas típicas del casco histórico
Seguimos viaje pero se nos ocurre cambiar el aburrido itinerario por Gante y Amberes (Antwerpen) por una travesía por la zona suroeste de Holanda que atraviesa varios brazos de mar y pinta muy bien sobre el mapa. Las autovías dejan paso a carreteras de todo pelaje, incluso por un despiste en un hermoso y pequeño pueblo me veo obligado a emplear un camino de ancho más que dudoso para algo más que nuestro coche...
De autopistas de peaje... a "esto"
Pero todo tiene su recompensa y tras un primer canal que atravesamos por un túnel (de peaje) el resto disfrutamos de un paisaje típicamente holandés con amplias llanuras donde se alternan los cultivos y los prados. En Oosterschelder, uno de los diques sobre el que se atraviesan los canales localizamos el DeltaPark un curioso parque con actividades acuáticas, leones marinos y un paseo en barco con explicación de la misión y funcionamiento de las esclusas. Lo dejamos para visitarlo con David pues estamos a unos 170 km de su casa. En la parte oeste abierta al mar logramos ver la apertura de una esclusa para dar paso a un par de veleros. Lo he grabado en video. Es impresionante.
Dique de Oosterschelder
En el siguiente dique se halla un puerto deportivo Port Zelande con numerosas actividades náuticas: vela, windsurf... y unas gaviotas de lo más glotonas. Un lugar muy agradable y que ofrece un panorama que desconocíamos de Holanda. Tiene un continuo parking junto a las orillas con servicios (limpios) basureros bien distribuidos... Vamos, igual que made in Spain...
Curso de windsurf en Port Zelande
Poco después empezamos a vislumbrar el gigantesco puerto de Rotterdam y nos perdemos en uno de los numerosos anillos. Las señales indican Amsterdam y de repente desaparece el nombre de los carteles. Bueno, un poco de intuición, otro poco de GPS y aparecemos en De Haag o La Haya y poco después vemos los aviones del aeropuerto de Schipol atravesar la autoría por encima de nosotros. Qué espectáculo!!!
Y finalmente logramos llegar a casa tras algunas vueltas de más por Amsterdam; Hemos entrado por el oeste en vez de por el sur como siempre, y además hemos pillado algún corte de calle por fiestas, con lo que el GPS ha trabajado de lo lindo.

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